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Parque de las Ciencias: alta tecnología que crece en un entorno verde

Hay 57 empresas instaladas en un predio de 55 hectáreas sobre la ruta 101, tras una inversión de 210 millones de dólares

El Parque de las Ciencias, uno de los emprendimientos emblemáticos que hoy asoman a la pujante ruta 101, se propone como un espacio con la infraestructura adecuada para proyectos industriales complejos y de alta tecnología. Eso incluye un entorno de negocios con variedad de servicios, más los beneficios fiscales del régimen de zonas francas, sin perder el verde de todo parque.
Las cifras hablan sobre la magnitud del plan: hay 57 empresas instaladas en un predio de 55 hectáreas y 60.000 metros cuadrados construidos, tras una inversión de algo más de 210 millones de dólares.
“Nuestro proyecto siempre se planteó con una orientación hacia proyectos relacionados con las ciencias de la vida, la alta tecnología, el alto valor agregado y los servicios vinculados”, explica Enrique Buero, gerente general del Parque de las Ciencias. “No es una característica excluyente pero es un distintivo, pues priorizamos ese tipo de proyectos. Nos preocupa generar las condiciones para atraer ese tipo de proyectos. Sin embargo, tenemos otros emprendimientos que no son de esos rubros pero conviven o se complementan con ellos”, añade.
Este parque de negocios recibió la autorización para operar por parte de las autoridades nacionales a fines de 2009 y dos años más tarde se inauguró, junto a la infraestructura, el primer edificio: la construcción circular y ampliamente vidriada que se volvió ícono del emprendimiento. Desde entonces se incorporaron empresas, se levantaron nuevos edificios y la actividad no dejó de multiplicarse en el predio.
La firma desarrolladora del Parque es una sociedad anónima de capitales extranjeros, básicamente de origen alemán. La compañía Mega Pharma (hoy Megalabs) fue el cliente ancla, por el cual se planteó al Poder Ejecutivo la necesidad de establecer una nueva zona franca y dio origen a todo el plan.
“Nuestro valor agregado mayor es la infraestructura con potencial industrial. El Parque cuenta con la capacidad para albergar proyectos industriales de alta complejidad, por ejemplo una planta de producción de farmacéuticos. Los requerimientos que exigen la industria farmacéutica representan un alto estándar. Y de ahí para abajo hay un universo enorme de clientes a los que podemos proveer infraestructura”, indica Buero.

De esa forma, se fueron incorporando empresas que brindan servicios a ese tipo de compañías, como imprentas de cartón para cajas de medicamentos, contadores que atienden el rubro farmacéutico o estudios de ingeniería y arquitectura especializados en proyectos de salud. “Se va conformando lo que llamamos un cluster de negocios con foco principal en las ciencias de la vida y la alta tecnología”, comenta el ejecutivo. El objetivo es captar y retener inversiones a largo plazo, generando empleo calificado en áreas estratégicas para el país.
El fundamento de la propuesta del Parque de las Ciencias es la calidad y el tipo de infraestructura que ofrece a sus clientes: dispone de un anillo de fibra óptica redundante, un sistema de tratamiento de efluentes, una planta potabilizadora de agua, vigilancia las 24 horas y un sistema contra incendios. Incluso el trazado de sus vías internas tiene un propósito específico, con la distancia entre los edificios para garantizar seguridad e independencia y la separación del tránsito pesado del tránsito liviano y de los peatones. Así, quien sale de su oficina a almorzar no se cruza con un camión con acoplado que transporta mercaderías.
El Parque se abastece de agua por la red de OSE pero también con un pozo propio. Y su red de energía cuenta con suministros en alta y media tensión a través de dos subestaciones eléctricas, y una distribución interna de triple redundancia. El suministro de energía fue diseñado para abastecer proyectos industriales de gran demanda.
“La idea –indica Buero– es que las empresas encuentren en el Parque no solo la infraestructura imprescindible para desarrollar sus actividades sino además un entorno de negocios con los servicios que necesitan. Eso redunda en inmediatez entre el proveedor y el cliente, Además, con las ventajas del régimen de zonas francas, con ciertos beneficios fiscales y aduaneros, por lo cual los costos son menores”.
Se trata de un régimen que ya lleva una estabilidad de más de 30 años, tras la aprobación de la ley 15.921, sin modificaciones en sus aspectos fundamentales pese a los cambios de gobierno. Las compañías están exentas de todo impuesto creado o a crearse durante la vigencia de su Contrato de Usuario de Zona Franca. No se aplican impuestos o aranceles sobre las construcciones y equipamiento necesario para montar la operación en la zona franca. “Todo el espectro político lo valora como un instrumento de captación de inversión extranjera fundamental para el Uruguay”, puntualiza Buero.

Su ubicación

La ubicación a un kilómetro y medio del Aeropuerto de Carrasco es altamente estratégica, pues los rubros que trabajan en el Parque de las Ciencias tienden a tener poco volumen y mucho valor, lo cual es ideal para su exportación por vía aérea. Más allá de que por el Anillo Perimetral tampoco resulta difícil acceder al Puerto de Montevideo y que las rutas 101 y 8 representen una buena salida hacia Brasil.
Buero señala además que la instalación en el departamento de Canelones “resultó ser un activo interesante” (se trata, por el momento, de la única zona franca del departamento). “La Intendencia de Canelones tiene la clara decisión estratégica de captar inversiones y generar empleo en el departamento. Y si es en rubros relacionados con la ciencia y tecnología existe un especial interés con eso. Trabajamos hombro a hombro. Por ejemplo, la comuna tiene su agencia de promoción de inversiones en la puerta. Hay muy buena sintonía público-privada, que representa un activo importante a la hora de presentarse ante un inversor. Es interesante la proactividad de la Intendencia en la captación de inversiones”, indica.
Si bien el predio cuenta con 55 hectáreas, existen 30 hectáreas linderas ya adquiridas para un futuro desarrollo. Esas 55 hectáreas de la etapa 1 poseen desde el principio la infraestructura en su totalidad, lo cual asegura la debida flexibilidad para la instalación de nuevos proyectos.
Sobre unos 60 mil metros cuadrados construidos, a octubre de 2019 existían 57 empresas operando en el Parque, desde una gran planta farmacéutica a oficinas de todo tipo, incluyendo proyectos industriales, comerciales, servicios, en un amplio universo de empresas.
Esas compañías trabajan en especial para la exportación, desde que uno de los objetivo del régimen de zonas francas es incrementar las exportaciones de bienes y servicios uruguayos. Los usuarios de zonas francas tienen por lo general naturaleza exportadora.
La instalación de empresas en el Parque de las Ciencias sigue dos modelos. Por un lado, el desarrollador alquila el predio y el cliente construye su propio edificio (40% de los casos). Por el otro modelo, el Parque construye como desarrollador inmobiliario y entrega el uso: alquila el espacio para oficinas, logística e industrias. Por eso, la segunda generación de edificios consiste en edificios flexibles, que pueden adaptarse a las necesidades del usuario.
Los rubros que funcionan en el Parque representan un amplio abanico: laboratorios farmacéuticos, operadores logísticos, traders de distintos tipos de productos y materias primas, industriales farmacéuticos, industriales de cannabis medicinal, industriales veterinarios, planta de cloro para potabilización de agua, producción de materias primas, laboratorios de inyectables, un contact center, estudios de abogados, contadores e ingenieros; una agencia de medios e incluso servicios financieros, una industria incipiente en el proyecto general. Eso se complementa con restaurantes y áreas deportivas, cajero automático, sala de conferencias, lavado de vehículos, asesoramiento para organización de eventos.
Hoy está construido el 45% del área edificable. El desarrollador del Parque estableció parámetros de ocupación del suelo que se enmarcan dentro de las disposiciones vigentes, pues la idea es que cuando esté funcionando a pleno el proyecto no se pierda el aspecto de parque y su entorno verde. Esto se apoya en diversas razones, desde el punto de vista estético, desde el punto de vista laboral con un ambiente laboral descontracturado y también por razones de seguridad. La separación entre edificios y los bulevares internos anchos también buscan un ambiente seguro, pues son cortafuegos naturales.
Según estima su gerente general, la inversión, entre la que realizó el desarrollador del parque y las de los usuarios instalados, supera los 210 millones de dólares.

Trabajo y capacitación

A octubre de 2019 trabajaban en el Parque unas 730 personas. La incorporación de una empresa de contact center, pese a no representar a los más tradicionales, le permitirá llegar a mil personas empleadas a fin de año. “Por el tipo de empresas a las que apostamos –aclara Buero–, el empleo no se mide tanto por cantidad sino por su calidad. Se trata de personal calificado, con un muy buen nivel de remuneración promedio, porque la industria farmacéutica en general lo tiene. Vamos a tener un empujón adicional con una empresa intensiva en mano de obra. Sin embargo, el número no es lo más importante, sí la concentración de personal calificado”.
“No hay una cuantificación cierta de cuánto personal de los barrios vecinos ocupa el Parque, pero promovemos continuamente la contratación de gente de la zona, porque es lo natural que el proyecto derrame en su zona de influencia, incluso por razones de practicidad y movilidad, y porque nos gusta estar integrados en la comunidad. No queremos ser una burbuja aislada del entorno”, añade.
En esa línea, explica que el Parque de las Ciencias encaró diversos ciclos de capacitación, como uno realizado junto a Uruguay XXI, el BID y la Alcaldía de Colonia Nicolich para adiestrar en el manejo de productos farmacéuticos y temas logísticos. El primer año contó con 150 asistentes, el segundo con 80. “Muchos de ellos no terminaron trabajando aquí pero sí en empresas de la ruta 101. Les damos herramientas para poder trabajar”, dice. De la misma forma se trabajó con la fundación Cimientos junto a varias empresas de las rutas 101 y 102 y el Aeropuerto, en un acompañamiento a alumnos de UTU durante el ciclo básico y un programa de becas dentro del sistema de enseñanza.
Antes de dar comienzo a la ejecución del proyecto “Se hizo una audiencia pública en Colonia Nicolich y las dos preocupaciones más grandes de la gente eran la capacitación y el empleo. Lo que ha cambiado esta zona en los últimos 10 años es impresionante, con la instalación de tantas empresas más el trabajo de la Intendencia de Canelones y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la decisión de las autoridades de Montevideo de que la industria y la logística salgan del centro de la ciudad”, comenta Buero.

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