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Colores en los jardines de los barrios de Canelones

Columna de Elena Talento Aspell

Domingo. Estoy cansada y decepcionada. Estudié todo el día y no recuerdo ni siquiera la cuarta parte de lo que estudié.
La alarma del celular me despierta bien temprano. Intentaré estudiar otras dos horas. Mientras tomo mi desayuno, empiezo a recordar mi sueño de anoche y quedo muy felizmente sorprendida: soñé que recorría un hermoso jardín donde iban apareciendo una a una las plantas que había estudiado y a medida que las veía recordaba perfectamente las características que debía saber.

Amarillo oro. Un anticipo de primavera

Entre los árboles que florecen más temprano, podemos elegir algunas de las especies que nos ofrece el género de las Acacias. Todas ellas tienen una abundante floración en forma de pequeñísimos pompones amarillos que se agrupan en llamativos panículos o racimos pero diferentes entre sí en su porte y en su follaje: la Acacia trinervis muy utilizada en las costas por su resistencia al viento, presenta la forma de un arbusto achaparrado de hojas lanceoladas y lustrosas color verde oscuro. La Acacia podalirifolia, es un esbelto árbol de copa elegante cuyas hoja redondeadas parecen monedas de plata. La Acacia para jardines no muy amplios, tiene una profusa floración y su follaje verde grisáceo, etéreo y transparente se asemeja a un encaje. baileyana quizás sea el más hermoso exponente de este género: es un árbol de tamaño medio, ideal.

El amarillo oro de las Acacias se reitera luego en otros arbustos a medida que la primavera avanza: en las Retamas (Sparthium Junceum) arbustos de follaje fino como “mimbre”, de la que deriva su nombre. En el jazmín amarillo (Jazminum Nudiflorum) gran arbusto apoyadizo de ramas muy largas que se utiliza frecuentemente para vestir y disimular columnas y postes de alumbrado. En la Kerrya Japonica, semejante en su forma a la Retama, cuyas varas se salpican de pequeñas flores que nos recuerdan a las Rosas miniaturas.

Si queremos repetir ese color en nuestros canteros podemos plantar Hemerocallis Junquillos, Prímulas y Freesias de ese color.

El violeta, su complementario

Es bien sabido que los colores complementarios se realzan entre sí. Y la naturaleza lo ratifica ofreciendo toda una variedad de especies de floración primaveral recorriendo la gama de los violetas, los púrpuras los fucsias, los lilas y alilados. Encontramos el púrpura en las corolas en forma de tulipas de la Magnolia Soulangeana, arbusto caducifolio de gran porte que florece antes de que aparezcan sus hojas. Encontramos el violeta en las largas y finas espigas de la Salvia leucanta, una planta que nunca falta en los patios delanteros de la casas de algo antiguas. Encontramos el fucsia en las grandes inflorescencias de la Salvia involucrata, una perenne herbácea de importante tamaño que ha sido injustamente olvidada por los viveristas, que ofrece ofrece destacables ventajas: crece y florece igualmente bien tanto al sol como a la sombra y no presenta problemas de sanidad, solo pide abundante agua. Encontramos el fucsia también en las conocidas Azaleas índicas, las que florecen con tanta abundancia que suelen dejar oculto el follaje. Finalmente los lilas y alilados aparecen en las flores diminutas de distintas especies pero todas ellas con follajes de tintes grisáceos, el Teucrium fruticans y en dos condimenticias: el Romero (Rosmarinus officinalis) y en la Salvia (Salvia officinalis). En los canteros, Anémonas y Prímulas, pueden repetir el violeta. Vincas Jacintos y Cibulettes, los lilas y alilados.

El blanco, moderador de los contrastes

El Raphiolepis y los Viburnum, grandes arbustos de follaje verde muy oscuro, dan un toque de distinción con sus delicados ramilletes de pequeñas flores blancas. Las Spiraeas y Chaenomeles blancos aportan una mancha nívea como de follaje nevada. El Jazmín de Hungría, (Jazminum polianthum), mientras está en pimpollos púrpuras acompaña a la Magnolia soulangeana, para abrirse luego en una magnífica cascada blanca. Y las semillas que pudieron haber dejado caer los Alyssum del verano anterior, cubren el suelo de blanco puro imitando la espuma, al caer, de esa cascada.

Mi sueño fue maravilloso ¿verdad?

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